Número 10                                               Época IV                                     Octubre 2006


TEMAS A DEBATE

Vida política del STUNAM, crítica y balance

La utopía sería la necesaria cultura política de las partes, para comprender la posición y el papel mutuo de sindicato y administradores. Pero en una sociedad de cultura autoritaria y corrupta como la mexicana, cualquier relación política es permeada por los intereses de facción y corre en sentido contrario de una vida democrática.

Presentación del libro del doctor Jorge Basurto
La vida política del Sindicato de Trabajadores de la UNAM .

Leonardo Figueiras Tapia*

Las cerca de 300 cuartillas que componen la investigación de Jorge Basurto sobre la presencia y el actuar político del STUNAM por tres décadas, sintetizan los aportes al sindicalismo en general y al universitario en particular, por el sindicato de la UNAM.

Pero no todo es positivo, es más, desde siempre, pero especialmente a partir de 1988, las críticas a la actuación de la dirigencia, así como a los delegados se han acentuado.

En el texto de Jorge Basurto, construido y conformado a partir de diversas entrevistas, ciertamente con mayor acento en las corrientes internas de oposición, se realiza un acercamiento a la problemática política del STUNAM, a saber:

Corporativismo
Clientelismo
Continuismo
Reelección

Esto es, lo que fue modelo de acción democrática y vanguardia del sindicalismo en México en los setentas, de unos años a la fecha se le han acentuado innegablemente las anteriores prácticas, obstáculos para una vida política democrática.

Para entender lo expuesto, parto de la justificación que el señor Nicolás Olivos Cuellar hace de la reelección en el sindicalismo, palabras más, palabras menos espeta: “La reelección se da porque no hay otros que tengan capacidad y experiencia para conducir al sindicato”.

La anterior aseveración es una falsa premisa, pero no sólo eso, sino que es parte de un discurso atrasado en donde la verdadera razón de la misma es mantener el poder por parte de un grupo burocrático, así como ofrecer sus servicios de controladores del sindicato para beneficiar al patrón o administrador, así como obtener canonjías de lo mismo.

Si nosotros fuéramos administradores de la UNAM , bajo la concepción de la elite del poder tendríamos que agradecer que los comités ejecutivos sindicales en turno nos mitigaran los problemas naturales de la relación contractual, lo cual facilitaría la necesaria tranquilidad formal de la institución para su gobierno, así como al cabal desarrollo de los objetivos sustantivos de nuestra universidad. Sin embargo, lo anterior va desgastando seriamente la representación.

La utopía sería la necesaria cultura política de las partes, para comprender la posición y el papel mutuo de sindicato y administradores. Pero en una sociedad de cultura autoritaria y corrupta como la mexicana, cualquier relación política es permeada por los intereses de facción y corre en sentido contrario de una vida democrática.

Una sociedad capitalista como la mexicana, desde luego está inmersa en la lucha de clases, pero la UNAM no es una institución de exclusiva reproducción ideológica de dicha sociedad; la universidad permite en las ideas trascender y en la riqueza de la pluralidad del pensamiento, cumplir tareas de democracia liberal, que no son necesariamente contrarias a los intereses de los trabajadores. Desde luego, las posiciones ultra de derecha o radicales de izquierda parten de otras estimaciones teóricas.

Institución plural con predominio conservador

Desde luego que hay un perfil conservador en las formas gobierno de la UNAM ; por ejemplo, los gremios que han hegemonizado el poder, casi siempre han sido oligárquicos. Pero no todos los rectores han actuado bajo esta perspectiva, aunque sí la mayoría.

Por lo tanto, la administración de la UNAM no toda implica enemigos a derrotar en la lucha sindical, pero para la comprensión de ello es necesaria una cultura política democrática que en México no tenemos. Pero cómo aceptar lo anterior si la abismal distribución de la riqueza y la injusticia social campean por doquier.

Mi visión pequeño-burguesa me hace ser crítico con los administradores de la universidad en todo tiempo, pero asimismo, observa y analiza que no todos se comportan igual. Por otra parte, los trabajadores, que nos merecen todo el respeto, no todos son producto de la cultura del esfuerzo, también los hay igual de simuladores que muchos funcionarios.

Los académicos comprendemos la lucha de clases, el problema es que estamos en distintas posiciones, desde quienes rechazan toda reivindicación de los trabajadores, en ocasiones hasta profesores paradójicamente percibiendo similares salarios, otros quienes ideológicamente se asumen como proletarios, otros que se ostentan como elite más allá de conflictos de clase, hay otra gama de académicos que ni siquiera reflexionan el conflicto y muchos otros de las más diversas posiciones políticas.

Por eso no debe ser extraño que las AAPAUNAM, por cierto ahora ya denominada la APAUNAM , para evitar así jurídicamente la autonomía e independencia sindical de los académicos, tengan cerca de 20 mil afiliados, no por causa ideológica sino por la incontrastable realidad de la posesión de la titularidad del contrato colectivo que ordenó el Ejecutivo hace 26 años.

Pero no sólo por ello, sino porque la naturaleza del trabajo intelectual, sobre todo en varias ramas científicas, obscurece la comprensión de la relación trabajo manual, trabajo intelectual, pero a final de cuentas por las múltiples contradicciones de nuestra sociedad capitalista mexicana.

La tendencia oligárquica en las organizaciones

Comenta Armando Quintero en el texto de Jorge Basurto, el liderazgo se ha vuelto un modus vivendi , efectivamente esta mea culpa , va en consonancia con la tesis de Robert Michels, (1) donde sostiene que todo partido, sindicato u organización en general tienden a la burocratización, a la aristocratización de la representación, a la oligarquía sindical, esto es, a final de cuentas a la antidemocracia.

La reelección lleva en casi todas las ocasiones a la connivencia de intereses particulares entre administradores y representantes sindicales, pero asimismo, a la consolidación del papel que de la universidad han hecho muchas administraciones, de subordinación al poder político en México, por cierto, a pesar de todas la críticas que recibiré, afirmo que en este momento el caso de la actual administración de la UNAM es distinto, pero ello es otro tema de debate.

Para aquellos que deseen ahondar en la problemática del clientelismo descrito en el libro de Jorge Basurto, tendrán que estudiar la relación de lealtad de los trabajadores que ingresan al sindicato con quienes los recomendaron a ingresar, el cómo en plena época neoliberal la obtención de trabajo con condiciones de determinadas garantías de bienestar es un logro no menor y función fundamental del sindicato.

Un balance positivo

Por cierto, el balance generoso y positivo de Basurto con relación al STUNAM pasa por el reconocimiento a su defensa laboral, a su compromiso con sus bases, al menos en este aspecto. Su defensa de la universidad pública, gratuita y de masas, su compromiso por la lucha en la exigencia de mayores presupuestos, aunque ello en el pasado no implicara necesariamente beneficio directo a la academia, el aumento indiscriminado de personal de confianza a fines de los ochenta es un ejemplo. Por cierto, este es un tópico que tiene otras aristas.

Desde 1973, en mayor o menos medida, la organización del STUNAM ha estado vinculada al apoyo de los movimientos estudiantiles, como ejemplo tenemos 1986-87 y 1999- 2000, a pesar de las diferencias al respecto, entre comités, delegados y trabajadores.(2)

Tres corrientes históricas

Jorge Basurto nos describe en el libro tres corrientes fundamentales a lo largo de tres décadas de existencia del STUNAM:

La Roja , la izquierda revolucionaria y la radical.
De cada una reseña a partir de sus entrevistas sus características. Aquí sólo una síntesis.

ROJA

En síntesis expone a la corriente roja, como la de ideología nacional revolucionaria, con reivindicaciones inmediatas, a favor de la intervención del Estado en la política económica, en contra de la transnacionalización de la economía, a favor de una política nacional-popular- democrática. Grupo que sostenía que las estructuras de gobierno en la UNAM ya eran obsoletas. Esta corriente manifestaba su simpatía y militancia por lo que fue el Partido Comunista Mexicano (PCM), posteriormente denominado Partido Socialista Unificado de México (PSUM), a la postre Partido Mexicano Socialista (PMS).

Izquierda socialista

La corriente que denomina izquierda socialista la ubica a partir del desprendimiento de académicos de la Facultad de Economía y del Instituto de Investigaciones Económicas, con posiciones marxistas, pero con estrategias democráticas de acceso al poder, en un principio antipartido, pero que después virarían. Aceptan la lucha de clases, así como el impulso a las luchas sociales, independencia política de las autoridades universitarias y, por supuesto, gubernamentales; los otros académicos son enajenados e inconscientes.

Esta corriente se plantea el socialismo como futuro próximo y conceptualiza al PCM, así como al PSUM, como diques de contención del movimiento universitario y social. Estima que la universidad es clasista y elitista, por lo que se plantea una universidad de masas, democrática y popular. Una tarea al interior de la UNAM es la desaparición de la Junta de Gobierno, así como el Tribunal Universitario. Finalmente, establece que el Comité Ejecutivo del STUNAM es una dirección de caciques, colaboracionistas de clase y antidemocráticos.

Radical

Finalmente, arriba a la última corriente, la radical, la cual tiene un pensamiento marxista, yo agregaría que dogmático, que se propone luchar contra alianza alguna del sindicato con cualquier fracción burguesa. Manifiesta abiertamente su concepción de “NO A LA NEGOCIACIÓN ”, a decir del texto se plantea ¡TODO O NADA!, privilegia la movilización sobre cualquier acuerdo con la patronal. Sustenta un discurso profundamente contradictorio, en donde se habla de que antes era mejor que ahora, afirma que “ LA NEGOCIACIÓN EVITA LA EFERVESCENCIA DE LA LUCHA DE CLASES ”.

Tiene la política de desconfiar de todo, está en contra de las reformas parlamentarias y de las elecciones, sostiene ideas anarcosindicalistas, se opone a los registros en instancias oficiales, plantea que la mejor organización es el combate y la huelga; está por la transformación revolucionaria de México, a partir de la revolución y la hegemonía proletaria, por ende se fijan la toma del poder. Desde luego afirma que la UNAM es parte de la superestructura del aparato ideológico del Estado, con funciones de clase dominante, para finalmente pretender la desaparición de todas las formas de gobierno existentes en la UNAM , para sustituirlas por la elección directa de universitarios de la comunidad.

Epílogo

Jorge Basurto termina sosteniendo que la democracia en el sindicato es un tema de siempre y de nunca y que un leitmotiv de este trabajo es la división permanente en su interior. En este sentido, agregaría, la existencia de diversas tendencias es parte de la riqueza de STUNAM, aunque no excluyo la posibilidad de que sean usadas indistintamente para dividir y así controlar el sindicato por parte del poder gubernamental.

El libro es en sí un trabajo importante para continuar la discusión histórica acerca de la razón del sindicalismo universitario, con sus grandes virtudes y defectos.

Notas

1. Michel, Robert. Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, Argentina, 1983.

2. Por supuesto, aquí con la acotación de la posición política ya conocida que sobre el 10 de junio de 1971 hiciesen los líderes históricos de la ATAUNAM , antecedente de lo que sería el STEUNAM, en contra de dicho movimiento, asunto correctamente señalado por el compañero de STUNAM, Benjamín Tirado.

*Leonardo Figueiras Tapia, Profesor titular de tiempo completo, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, con estudios de doctorado en Ciencia Política, coordinador de la opción de Comunicación Política en Ciencias de la Comunicación. Autor de varios libros, en particular con el tema: “Del gremialismo al antisindicalismo en las AAPAUNAM”.