Número 12                                               Época IV                                     Septiembre 2007


REFORMA UNIVERSITARIA

Grupos y personajes apoyan a José Narro: STUNAM
El Colegio de Directores impulsa a Ferrando Bravo

La sucesión del rector de la UNAM la determinan diversos grupos, tanto formales como informales, que han empezado a tomar partido. Sus movimientos son subterráneos, casi imperceptibles, expresó, en entrevista con la UIAE de EL FINANCIERO, Alberto Pulido Aranda, secretario de prensa del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM); revela, además, cómo y en favor de quién se mueven los diversos grupos de poder dentro de la máxima casa de estudios.

Indica que "por lo regular apoyan a personajes conservadores de facultades e institutos, como el de Investigaciones Jurídicas, mismos que podrían ser afines con posiciones calderonistas".

Según el también ex consejero de la UNAM y director de la revista Foro Universitario, entre los nombres que más suenan para suceder a Juan Ramón de la Fuente está Gerardo Ferrando Bravo, a quien lo apoya el Colegio de Directores..

"Otro grupo identificado con el rector saliente, así como personajes con posiciones liberales o de izquierda, se empiezan a reunir en torno del director de la Facultad de Medicina, José Narro Robles, representante de los directores en la Comisión Especial para el Congreso Universitario (CECU), instancia en la que también están representadas autoridades, estudiantes y trabajadores", abunda Pulido Aranda.

Agrega que a José Narro lo apoyan el actual rector y grupos de su administración, además de institutos como el de Investigaciones Sociales, y apunta que en los corrillos universitarios también se menciona mucho a Diego Valadez.

El apoyo a los aspirantes se refleja tanto en consejeros como en profesores y autoridades. La mayoría de representantes estudiantiles y los dos consejeros que representan a los trabajadores no se han manifestado; existen posiciones contrarias a los métodos de selección y nombramiento del rector por la Junta de Gobierno, la cual califican de antidemocrática.

Pulido comenta que "los movimientos que se identifican con partidos políticos no se han manifestado en forma abierta y que el STUNAM tampoco lo ha hecho ni lo hará".

Asimismo, asegura que "Felipe Calderón no se ha inmiscuido abiertamente en la sucesión de la rectoría, pero tiene sectores entre los directores que le son afines. El PAN no se ha manifestado públicamente; sin embargo, cuando el PRI estaba en el poder la universidad fue refugio de políticos en desgracia, hoy con los gobiernos panistas no se ha dado".

Acota que los ex rectores tienen sus preferencias; "incluso, se dice que José Sarukhán es proclive a alinearse e influir por algún candidato cercano a Calderón".

Para el también autor de diversos libros sobre historia del sindicalismo en la UNAM, la rectoría de De la Fuente fue un accidente, ya que lo nombró directamente Zedillo en plena huelga del CGH. Sin embargo, "se ha apoyado en funcionarios con posiciones democráticas y de izquierda, como Rolando Cordera, miembro de la Junta de Gobierno; Rafael Cordera, director de la Unión de Universidades de América Latina, y Axel Didriksson, exdirector del Centro de Estudios Superiores Universitarios, hoy secretario de Educación de Marcelo Ebrard."

Periódico El universal


 Clase, burocracia y escuelas: la ilusión
del cambio educativo en Norteamérica

Las estructuras organizativas de las instituciones educativas no son y no pueden ser neutrales. La relación entre la burocracia educativa y los intereses de clase están predeterminadas. Atacar a una sin hacer lo mismo con la otra me parecería, si tengo razón, cuando mucho una pérdida de tiempo y en realidad significaría desviar la atención de la necesidad imperiosa de la reforma social y educativa.

Michel B. Katz

En una esquina de un barrio pobre y deteriorado de Boston se encuentra una escuela moderna, una mole de concreto en medio de un parque infantil de asfalto. Como una antigua fortaleza, en lugar de ventanas tiene largas y angostas aberturas. Si fuera niño, tal edificio me asustaría, al igual que las escuelas sin ventanas que hay en Harlem. Me recuerda a las viejas escuelas en los barrios donde reside el proletariado de Londres, cercadas por bardas altas. Dichas bardas testifican que las primeras escuelas obligatorias eran instituciones extranjeras establecidas en territorio hostil. Lo mismo puede decirse de las fortalezas educativas en Nueva York; una característica internacional que ha permanecido intacta es la separación de la escuela de la comunidad proletaria... inclusive cuando ocasionalmente elementos progresistas llegan a tomar la dirección de dichas escuelas, no pueden cambiar lo que el diseño arquitectónico refleja.

Hay, pues, una razón lógica para explicar por qué se preocupan por cambiar la educación aquéllos que buscan la emancipación política y social. Ya que, repito, las escuelas son fortalezas en cuanto a su función al igual que su forma, protectorados del establecimiento educativo y de los sectores privilegiados que las controlan.

A su modo, son instituciones imperiales diseñadas para "civilizar" a los aborígenes; existen para hacerles algo a los niños pobres. ..Su propósito principal es asegurar que dichos niños sean disciplinados, laboriosos, respetuosos de la Ley y de la autoridad. Su literatura y sus voceros proclaman que las escuelas son símbolos de oportunidad, pero sus paredes sin ventanas o con simples aberturas demuestran claramente lo que su historia nos revelaría también: fueron diseñadas para reflejar y consolidar la estructura social que las erigió.

Hay un gran abismo entre el pronunciamiento de que la educación sirve al pueblo y la realidad de lo que las escuelas les hacen a los hijos de los desposeídos. A pesar de la educación gratuita, universal y obligatoria, la inmensa mayoría de los niños pobres llegan a ser adultos pobres. Las escuelas no son mecanismos democráticos para identificar el talento y hacer derivar de él las oportunidades. Los hijos de familias económicamente acomodadas, por regla general, reciben las mejores calificaciones y obtienen los mejores empleos.

Este hecho no puede ser explicado ni por la genética ni por las teorías acerca de la privación cultural; es el resultado histórico de la combinación del propósito y la estructura que ha caracterizado a la educación norteamericana desde hace aproximadamente cien años. El propósito ha sido, básicamente, la implantación de actitudes que reflejan los valores sociales e industriales dominantes; la estructura ha sido la burocracia...

Las estructuras educativas son productos históricos... que han llegado a formar parte integral de la sociedad y que se resisten a cambiar... Sabemos que las instituciones educativas están organizadas burocráticamente; sabemos que dicha estructura refleja los intereses de la clase dominante en sus propósitos y operaciones. ¿Estas dos características son independientes entre sí, o cuando menos en sus orígenes, sino en su forma actual? La respuesta es que no lo son. La burocracia se desarrolló porque los hombres se enfrentaron a ciertos tipos de problemas sociales en base a sus propósitos sociales particulares. La burocracia moderna es una creación burguesa; representa una cristalización de las actitudes sociales burguesas.

¿Por qué la estructura de la educación norteamericana ha permanecido tan inmune a los esfuerzos de los reformadores progresistas? Parte de la respuesta, desde luego, es que la estructura sirve a intereses muy poderosos. Sirve a los intereses de la burocracia educativa al proveerles el desarrollo de su carrera administrativa y al regular la forma de contratación... La estructura también sirve a los intereses de la clase dominante... Otra causa es que muy pocos, hasta ahora, han tratado seriamente de cambiarla.

Las reformas que se han propuesto en varias ocasiones, y en muchos casos hasta implantado, han consistido generalmente en cuestionar y modificar ciertos aspectos de dicha estructura, pero casi nunca en cuestionar la estructura en sí. Además, los reformadores han procedido con una ineptitud de pensamiento y de estrategia de modo que sus esfuerzos estaban condenados al fracaso desde el principio. Han ignorado lo que sociológicamente sabemos acerca de los obstáculos que impiden el cambio social dentro de las organizaciones sociales. A veces han modificado el equilibrio del sistema por algunos años, pero en la mayoría de los casos éste se ha restablecido, permitiendo que las cosas continúen como antes.

Tomando en cuenta lo anterior, podemos avocarnos a lo que me parece ser el meollo del asunto para los reformadores contemporáneos. ¿Debe el cambio estructural cuando menos a nivel de institución, preceder al cambio educativo? O es posible alterar los propósitos, intereses de clase y el funcionamiento de las escuelas sin cambiar radicalmente, al mismo tiempo, las estructuras a través de las cuales están organizadas y controladas? Si mi conocimiento de la historia es más o menos correcto, la respuesta a la segunda pregunta es que no es posible.

Las estructuras organizativas de las instituciones educativas no son y no pueden ser neutrales. La relación entre la burocracia educativa y los intereses de clase están predeterminadas. Emergieron juntas hace un siglo y han permanecido esencialmente inalteradas desde entonces. Atacar a una sin hacer lo mismo con la otra me parecería si tengo razón, cuando mucho una pérdida de tiempo y en realidad significaría desviar la atención de la necesidad imperiosa de la reforma social y educativa.

Cuatro alternativas principales, cuatro modelos de organización se enfrentaron en la primera mitad del siglo diecinueve. Los llamo voluntarismo paternalista, localismo democrático, voluntarismo corporativo y la burocracia incipiente... Las principales dimensiones de la controversia se referían al tamaño, control, profesionalismo y financiamiento... Triunfa entre estos modelos la burocracia que no permaneció incipiente.

El análisis de los modelos organizativos nos ofrece una visión directa de la lucha entre diversos valores de la sociedad del siglo diecinueve. En sus argumentos acerca de los detalles de la organización, los norteamericanos del siglo pasado revelaron con claridad sus aspiraciones y ansiedades acerca de la sociedad que construirían y legarían a sus descendientes.

La burocracia educativa inhibe la reforma. Sus poderosas organizaciones informales movilizan la resistencia en contra de y, frecuentemente, sabotean las innovaciones. Los burócratas responden a los argumentos de los reformadores al tratar de cambiar las metas de éstos, tratando de cambiar las grandes aspiraciones por objetivos mucho más limitados. ..

Sin duda que ha habido innovaciones educativas de primera importancia desde los últimos años del siglo diecinueve... Sin embargo, éstas se refieren a cambios dentro de una estructura dada, la cual no ha sido alterada.

De hecho, la burocracia es inevitable solamente si la complejidad social es analizada desde el punto de vista de ciertos valores y prioridades. Si preferimos que haya orden, eficiencia y uniformidad en lugar de sensibilidad, diversidad y flexibilidad, entonces, efectivamente la burocracia es inevitable. Sin embargo, el orden, la eficiencia y la uniformidad, valores que han caracterizado a la educación pública desde el siglo diecinueve, responden claramente a los intereses de una clase social.

Dos premisas del actual movimiento reformador merecen atención especial. La primera es que el cambio político debe preceder al cambio educativo -que es necesario alterar el control político del sistema educativo antes de poder implantar cambios significativos en el salón de clases. La segunda es la esperanza de que el cambio político... promoverá la reforma pedagógica y que los estudiantes recibirán una mejor educación.